Publicado: 02/08/20
Autor: Alex Alzaga
Categoría: Artículos

No hay mejor excusa como estar encerrado en casa por obligación para empezar a limpiar ese catálogo de juegos pendientes que todos tenemos. En mi caso, uno de esos juegos ha sido Persona 5. Lanzado en abril de 2017 aquí en España, en marzo de este mismo año recibió un relanzamiento bajo el nombre de Persona 5 Royal, la versión mejorada y definitiva del juego. Reconozco que era mi primer juego de la saga y, francamente, no tenía muy claro qué me iba a encontrar antes de empezarlo, de hecho solo había una cosa que sabía que era un verdadero highlight: la música.

La banda sonora de Persona 5 tiene una de esas cosas de las que sólo las mejores pueden presumir, y es que no necesitas jugar al juego para disfrutarlas al 100%. Un ejemplo que se me ocurre en el plano personal es Undertale, al cual no he jugado pero cuya OST, obra de Toby Fox, me parece una maravilla y una de las más reconocibles de la historia de los videojuegos, siendo “MEGALOVANIA” probablemente la canción más reconocida de ese montón.

Con Persona 5 Royal pasa algo parecido desde el momento en el que inicias el juego, con “Colors Flying High” (“Wake Up, Get Up, Get Out There en la versión original del juego) sonando durante su opening de animación que atrapa tu atención de primeras. Reconocerás y te acostumbrarás rápidamente a “Last Surprise” y “Take Over”, las canciones que se escuchan en la gran mayoría de combates, o a “Life Will Change”, el tema que suena antes de confrontar a los malvados señores de cada palacio. No falta tampoco la ración de buenos temas para su finale: “Keep Your Faith” y “I Believe” son dos de mis favoritos hacia el final de la historia en Royal. Y es que es inevitable reconocer que, pese a que he disfrutado mucho las 120 horas que me ha llevado completar el juego, sé con certeza que no me habría dejado tan buen sabor de boca si no fuese por su excéntrico artstyle y, sobre todo, su pegadiza música.

Esto me hizo pensar sobre otras ocasiones en las que una banda sonora haya influido de tal manera en mi disfrute por un juego y en mi experiencia mientras lo jugaba. Y lo primero en lo que pensé fue en SSX On Tour. Pese a ser una playlist y no una banda sonora original, esta entrega de la saga de juegos de snowboard lanzada en 2005 para PS2 tiene una selección de temas mítica y sobre todo apropiada al juego. Porque, de forma similar a Persona 5, SSX On Tour también destacaba por tener una estética muy única de estilo cómic en sus menús, presentaciones de personajes y grafismos en general. Este título de estética gamberra iba acompañado de temas de Iron Maiden, Motörhead, Bloc Party, Louis XIV, Death From Above 1979, Goldfinger o The Hives entre muchos otros, todos ellos instant classics con los que nada más escucharlos te entraban ganas de bajar la montaña con tu tabla y dar un par de docenas de vueltas por el aire. Esto último creo que es bastante destacable, el soundtrack no es sólo el acompañamiento musical durante tu partida, sino que es una pieza necesaria del ciclo del gameplay, te sumerge en ese mundo y es necesaria para entender el mood que el juego quiere imponer al jugador.

Un FIFA, por ejemplo, tiene también una playlist como banda sonora, pero el objetivo es una selección de temas de perfil más comercial que no se le hagan demasiado repetitivos al jugador, en definitiva, una lista de temas que molen. Pero no tiene impacto en el gameplay: mientras juegas un partido la banda sonora no juega ningún papel. Por otro lado, en la saga de juegos de Tony Hawk, las bandas sonoras repletas de hip hop, metal y punk son necesarias para entender lo que nos propone el juego en su totalidad, al igual que en SSX On Tour. Otro ejemplo de esta misma idea de soundtrack sería Hotline Miami, tanto el 1 como el 2. Su banda sonora llena de synthwave y sonidos retro sumerge al jugador en el mundo del juego desde el momento inicial, y sin ella el juego perdería mucha de esa personalidad que lo hace tan único.

Este peso de la música en el gameplay puede ir más allá, como es el caso de Hohokum. Al igual que un Legend of Zelda no sería tal sin Link, Hohokum no podría existir sin su banda sonora. La estética y el arte del juego es el verdadero atractivo, es lo que el juego quiere que el jugador disfrute. Y su banda sonora, con temas de artistas como Tycho o Com Truise, es uno de esos pilares, que acompaña de forma impecable a la explosión de colores y formas que hacen tan especial a este juego.

Este papel de la banda sonora como otro de los pilares de la experiencia del jugador tiene otro curioso efecto secundario, y es que sus canciones pasan a ser uno de los elementos que mejor y con más cariño recordamos, incluso más que su historia. Ver un gameplay de un título de hace 15 años como es el SSX On Tour no me transmite demasiado. Sin embargo, escuchar su banda sonora me devuelve a esa sensación que tenía cuando era un crío y sólo estaba preocupado en volar con mi tabla y caer con estilo. La música a veces llega a donde los píxeles se quedan cortos.