Publicado: 02/04/20
Categoría: Lifestyle

Al final de la última década de siglo pasado, Nike sorprendió a todos creando a SWOOSH, su propio superhéroe. En el 96 el nuevo siglo estaba a la vuelta de la esquina y con él un universo de futurismo y revolución tecnológica primaba en el mercado. Los superhéroes también eran tendencia y cada marca quería tener los propios, como hizo Pepsi.

Para entender la estrategia de márketing es necesario poner las cosas en contexto. Los contratos de patrocinio de Nike con deportistas incluían la obligación de asistir a campañas y lanzamientos de productos. Los de Beaverton querían aumentar las apariciones públicas de sus emblemas de marca (Michael Jordan, Tiger Woods, Charles Barkley o Carl Lewis) ya que entendían que no les estaban sacando toda la rentabilidad posible. Es por ello que crearon Nike Sports Entertainment, o lo que es lo mismo, grandes eventos globales con los mejores deportistas del mundo. La compañía podría controlar la venta de entradas, beneficiarse de los contratos de televisión y diseñar todo tipo de merchandise.

Lo que más llamó la atención de estos eventos no fueron los reyes del deporte, sino el novedoso SWOOSH. El superhéroe/cyborg/como quieras llamarlo de estética futurista supuso una gran inversión que se hizo notar en las cuentas de Nike, ya que su traje costaba 125.000 dólares, y compraron dos. La gran mayoría del mono se fabricó con moldes a medida del cuerpo del actor que lo llevaba. Las piezas que necesitaban más precisión fueron esculpidas a mano en arcilla por el equipo de profesionales que creó los trajes de Batman en el cine.

Durante los siguientes 18 meses, Nike Sports Entertainment llevó a cabo eventos de todo tipo, entre ellos alguno muy curioso, como el partido de fútbol entre Colombia y Brasil que dio paso inmediatamente después del pitido final a un concierto de Carlos Santana. Japón, Sudáfrica, Corea del Sur, Australia, Alemania… SWOOSH dio la vuelta al mundo junto a las estrellas del deporte, pero su popularidad nunca llegó a despegar y 24 años después se encuentra en el cajón de los proyectos olvidados de Nike.